
Un Día Divertido en la Playa
Sofía estaba muy emocionada. ¡Hoy iba a la playa con papá! Se puso su bañador de pececitos y sus chanclas que hacían "¡flip-flop!" Papá cargó la sombrilla, las toallas y un cubo con palas.
Cuando llegaron, Sofía corrió hacia la arena. ¡Qué suave era! "¡Papá, papá! ¡Vamos a hacer un castillo muy grande!", gritó. Con el cubo y las palas, hicieron un castillo enorme con torres altas y una bandera de alga.
Luego, papá la llevó a la orilla. El agua estaba fresquita. Una ola pequeña llegó y le mojó los pies. "¡Ji, ji, ji!", rio Sofía. "¡Otra, otra!" Saltaron olas juntos, y papá la levantaba muy alto para que no la mojaran entero.
Buscaron conchas bonitas en la arena. Encontraron una con forma de espiral y otra que parecía una orejita. Sofía las guardó en su cubo como un tesoro.
Después de jugar mucho, se sentaron bajo la sombrilla a comer un bocadillo. "Papá, la playa es muy divertida", dijo Sofía con la boca llena. "Sí, cariño. Y más divertida contigo", respondió papá dándole un beso en la nariz arenosa.
Vieron cómo el sol empezaba a esconderse, pintando el cielo de naranja y rosa. Era hora de volver a casa. Sofía estaba cansada pero muy feliz. "¿Volveremos pronto, papá?" "Claro que sí, campeona."
Esa noche, Sofía soñó con castillos de arena, olas juguetonas y conchas brillantes. Había sido un día perfecto en la playa.