
Mateo y el Monstruo Ruidoso (La Aspiradora)
Mateo era un niño valiente para muchas cosas, pero había algo en casa que le daba mucho, mucho miedo: ¡el monstruo ruidoso! Así llamaba Mateo a la aspiradora. Cuando papá la encendía, hacía ¡BRRRRUUUUMMMMM! y parecía que quería comerse todos los juguetes. Mateo corría a esconderse debajo de la cama o detrás del sofá.
Un sábado, papá dijo: "Hoy vamos a limpiar la alfombra, Mateo." Mateo empezó a temblar. "¡No, papá! ¡El monstruo no!" Papá se agachó a su lado. "Mateo, entiendo que te asuste el ruido, pero no es un monstruo. Es solo una máquina que nos ayuda a tener la casa limpia."
"Pero hace mucho ruido y tiene una boca grande", dijo Mateo con ojitos llorosos. Papá tuvo una idea. "Mira, vamos a conocerla mejor. Hoy, la aspiradora será nuestra amiga." Apagada, papá le mostró a Mateo la aspiradora. "Mira, esta es su 'nariz' larga, para oler el polvo. Y esta es su 'barriga', donde guarda la suciedad." Le puso ojitos de pegatina a la aspiradora. ¡Ahora parecía un poco más simpática!
"¿Quieres ayudarme a darle de comer?", preguntó papá. Esparció unas miguitas de pan en el suelo. Con la aspiradora apagada, Mateo acercó la boquilla a las migas, como si le diera de comer. Luego, papá dijo: "Ahora la encenderé un poquito, solo para que veas cómo come. Puedes taparte los oídos si quieres." Papá la encendió por un segundo. ¡Fiuup! Las migas desaparecieron.
Poco a poco, Mateo se fue acercando. Papá le dejó apretar el botón de encendido y apagado (con supervisión). Descubrió que él controlaba al "monstruo". ¡Incluso le pareció divertido ver cómo desaparecían las pelusas! Al final, Mateo ya no corría a esconderse. Incluso ayudaba a papá a pasar la aspiradora por los rincones, ¡buscando "comida" para su nueva amiga ruidosa! El monstruo ruidoso se había convertido en un ayudante de la limpieza.
Fin.