
El Elefante Valiente y la Montaña Ruidosa
Trompi era un elefantito muy curioso, pero un poco miedoso. Vivía cerca de la Montaña Ruidosa, que a veces hacía ¡GRRRRUMMM! y ¡BOOOM! Trompi se escondía detrás de su mamá cada vez que la montaña sonaba.
"Mamá, ¿qué es ese ruido tan feo?", preguntaba con su trompita temblando. "Es solo la montaña, cariño. A veces se mueve un poquito y por eso suena", decía mamá elefanta con calma.
Un día, su amigo el monito Kiko le dijo: "¡Trompi! Hay unas flores muy bonitas y brillantes en la cima de la Montaña Ruidosa. ¿Vamos a verlas?" Trompi quería ver las flores, pero la montaña... ¡GRRRRUMMM! "No Kiko, me da miedo", dijo Trompi.
Kiko se fue triste. Mamá elefanta vio a Trompi y le dijo: "A veces, las cosas que parecen miedosas de lejos, de cerca no lo son tanto. Si quieres esas flores, tendrás que ser un poquito valiente."
Trompi pensó y pensó. ¡Quería mucho esas flores! Respiró hondo y decidió ir. "¡Voy a ser valiente!", exclamó.
Subió la montaña despacito. ¡BOOOM! sonó la montaña. Trompi cerró los ojos fuerte, pero siguió caminando. Otro ¡GRRRRUMMM! Trompi abrió un ojito y vio que solo eran unas piedras grandes que se habían movido un poquito. No había ningún monstruo.
Finalmente, llegó a la cima. ¡Qué sorpresa! Las flores eran hermosas y brillaban como pequeñas estrellas. Y la vista desde arriba era increíble. Kiko estaba allí. "¡Trompi, lo lograste!"
Trompi sonrió. Ya no tenía tanto miedo. Había aprendido que ser valiente no era no tener miedo, sino hacer las cosas aunque sintiera un poquito de susto. Y las flores, ¡valieron la pena! Desde ese día, la Montaña Ruidosa ya no le pareció tan terrible.